MACHADO EN MADRID

La familia Machado, Antonio, su madre, Manuel, las sobrinas y la abuela Cipriana

Poesias Completas
PROVERBIOS Y CANTARES
Todo hombre tiene dos
batallas que pelear:
en sueños lucha con Dios;
y despierto, con el mar

Anoche soñé que oía
a Dios, gritándome: ¡Alerta!
Luego era Dios quien dormía,
y yo gritaba: ¡Despierta!


DABA EL RELOJ LAS DOCE... Y ERAN DOCE
Daba el reloj las doce... y eran doce
golpes de azada en tierra...
- ¡Mi hora! ...-grité. El silencio
me respondió:-No temas;
tú no verás caer la última gota
que en la clepsidra tiembla.


Dormirás muchas horas todavía
sobre la orilla vieja,
y encontrarás una mañana pura
amarrada tu barca a otra ribera. 








Machado Núñez, abuelo de Antonio Machado
A JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Era una noche del mes
de mayo, azul y serena.
Sobre el agudo ciprés
brillaba la luna llena,

iluminando la fuente
en donde el agua surtía
sollozando intermitente.
Sólo la fuente se oía.


Después, se escuchó el acento 
de un ocultó ruiseñor. 
Quebró una racha de viento 
la curva del surtidor.

Y una dulce melodía 
vagó por todo el jardín: 
entre los mirtos tañía 
un músico su violín.

Era un acorde lamento 
de juventud y de amor 
para la luna y el viento, 
el agua y el ruiseñor.

«El jardín tiene una fuente 
y la fuente una quimera...» 
Sello de Antonio Machado
Cantaba una voz doliente, 
alma de la primavera.

Calló la voz y el violín 
apagó su melodía. 
Quedó la melancolía 
vagando por el jardín. 
Sólo la fuente se oía. 

Francisco Giner de los Ríos
COMO SE FUE EL MAESTRO

la luz de esta mañana
me dijo: Van tres días
que mi hermano Francisco no trabaja.
¿Murió?... Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan;
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!
Y hacia otra luz más pura
partió el hermano de la luz del alba,
del sol de los talleres,
el viejo alegre de la vida santa.
...¡Oh, sí!, llevad, amigos,
su cuerpo a la montaña,
a los azules montes
del ancho Guadarrama.
Allí hay barrancos hondos
de pinos verdes donde el viento canta.
Su corazón repose
bajo una encina casta,
en tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas...
Antonio Machado
Antonio pensó en emigrar a Guatemala, pero embarcó su hermano Joaquín cuyo regreso, en 1902, inspiró el poema "El viajero".

EL VIAJERO
He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas,
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancòlicos
borrachos de sombra negra,

y pedantones al paño
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina
y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan adònde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,

y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos
descansan bajo la tierra.
Los hermanos Machado, Antonio y Manuel
Manuel, Margarita Xigur y Antonio

Los hermanos Machado en un acontecimiento literario












Con los años, Machado no dejará de crecer su energía, uno de los aspectos del persistente modernismo de su verso, hasta el fin de su vida.


LA CRISIS DE LA SINCERIDAD, ¡OH! DIME, NOCHE AMIGA...
¡Oh, dime, noche amiga, amada vieja,
que me traes el retablo de mis sueños
siempre desierto y desolado, y solo
con mi fantasma dentro,
mi pobre sombra triste
sobre la estepa y bajo el sol de fuego,
o soñando amarguras
en las voces de todos los misterios,
dime, si sabes, vieja amada, dime
si son mías las lágrimas que vierto.
Me respondió la noche:
—Jamás me revelaste tu secreto.
Yo nunca supe, amado,
sí eras tú ese fantasma de tu sueño,
ni averigüé si era su voz la tuya
o era la voz de un histrión grotesco.


Dije a la noche: —Amada mentirosa,
tú sabes mi secreto;
tú has visto la honda gruta
donde fabrica su cristal mi sueño,

y sabes que mis lágrimas son. mías,
y sabes mi dolor, mi dolor viejo.


—¡Oh! Yo no sé—dijo la noche—, amado,
yo no sé tu secreto,
aunque he visto vagar ese que dices
desolado fantasma por tu sueño.


Yo me asomo a las almas cuando lloran
y escucho su hondo rezo,
humilde y solitario,
ese que llamas el salmo verdadero;
pero en las hondas bóvedas del alma
no sé si el llanto es una voz o un eco.


Para escuchar tu queja de tus labios
yo te busqué en tu sueño,
y allí te vi vagando en un borroso
laberinto de espejos.

El poema tiene cierta estructura dramática: es un diálogo entre el poeta y la noche, (la noche) sirve al poeta para poder hablar en su intimidad más profunda.
El poeta se dirige a La Noche porque quiere conocerse a sí mismo
La Noche le responde que no lo sabe.


Las moscas, cuyo sencillo humor, de tono casi periodístico, de emotiva originalidad.

LAS MOSCAS
Vosotras, las familiares,
inevitables golosas;
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas.


¡Oh viejas moscas voraces
como abejas en abril,

viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!

¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar,
La clase
las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!


Y en la aborrecida escuela,
raudas moscas divertidas,
perseguidas
por amor de lo que vuela


—que todo es volar—, sonoras,
rebotando en los cristales
en los días otoñales...
Moscas de todas las horas,


de infancia y adolescencia,
de mi juventud dorada;
de esta segunda inocencia,
que da en no creer en nada;


de siempre... Moscas vulgares,
que de puro familiares
no tendréis digno cantor:
yo sé que os habéis posado


sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.


Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,

vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.










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