EXPOSICION EN EL HOSPITAL LOS VENERABLES VELAZQUEZ Y MURILLO.

Entrada a la Exposición de Velazquez y Murillo.

EXPOSICIÓN EN EL HOSPITAL  LOS VENERABLES .

Gabriele Finaldi, comisario de la exposición.

Con motivo del 25 aniversario de la Fundación Fondo de Cultura de Sevilla (Focus) en el Hospital de los Venerables y la celebración del Año Murillo, se presenta Velázquez. Murillo. Sevilla., la primera gran exposición que conmemora el IV aniversario del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo.
Velazquez y Murillo en la Exposición de los Venerables. Sevilla
La exposición "Velázquez. Murillo. Sevilla", que presenta la Fundación Focus en su sede, el Hospital de los Venerables supone el reencuentro en Sevilla de los dos genios de la pintura.
Fachada de los Venerables. parte superior.
Gabriele Finaldi, director de la National Gallery y comisario de  Velázquez.Murillo.Sevilla, que se abre al público el 8 de noviembre en el Hospital de los Venerables, dijo que la muestra ahonda en los puntos de encuentro de los dos genios universales propiciados por la ciudad de Sevilla. Y mencionó que los visitantes podrán reflexionar y admirar 19 obras maestras, procedentes de museos americanos y europeos, sobre todo del Museo del Prado que colabora con la cesión de cinco pinturas. “A través de una serie de parejas y tríos de obras de gran relevancia se podrán apreciar las nuevas iconografías de devoción, las innovadoras formas de fijar la vida cotidiana y la intimidad familiar, desarrollados por ambos”
Puerta de la iglesia de los Venerables. Sevilla.
VELAZQUEZ.

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, bautizado el 6 de junio de 15991 -Madrid, 6 de agosto de 1660), conocido como Diego Velázquez, fue un pintor barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal.
Pasó sus primeros años en Sevilla, donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación tenebrista, por influencia de Caravaggio y sus seguidores. A los 24 años se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV.
Patio de los venerables.
MURILLO
Bartolomé Esteban Murillo nació en Sevilla y fue bautizado allí el 1 de enero de 1618. Su padre, Gaspar Esteban, era barbero-cirujano; su madre, María Pérez Murillo, provenía de una familia de plateros y pintores. Siguiendo la tradición andaluza, el pintor adoptó el apellido materno, Murillo, en vez del paterno. Quedó huérfano a la edad de nueve años cuando, en un plazo de seis meses, perdió a ambos padres. Recibió instrucción en el estudio que tenía en Sevilla Juan del Castillo, pariente suyo por parte de madre, pero no hay constancia de un contrato de aprendizaje. En 1645 Murillo contrajo matrimonio con Beatriz Cabrera y Villalobos, con quien estuvo casado veinte años y tuvo once hijos.
Patio con fuente de los Venerables. Sevilla.
MURILLO. 

En enero de 1660, Murillo, Francisco de Herrera el Joven y varios otros artistas prominentes fundaron la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría en Sevilla, con Murillo como presidente. En 1663, Murillo se mudó a la parroquia de San Bartolomé. Su esposa murió en diciembre de ese año. 

Cuando trabajaba en un altar para la iglesia de Santa Catalina, en Cádiz, Murillo sufrió una caída de un andamio. Falleció.
Velazquez.


Murillo.













Murillo.


Velazquez.












                         


MURILLO Y VELAZQUEZ 

Los dos juntos en la exposición los dos Sevillanos, con una diferencia de edad de  17 años, siendo mas joven Murillo.
El cuadro de Velazquez realizado en tonalidades  oscuras , es un cuadro serio nos muestra al un hombre seguro de su profesión y de gran renombre en la corte de Madrid  . 
Murillo embutido en un cuadro,  sus hijos le aconsejaron que se lo hiciera.
En el cuadro Murillo se autorretrata y quiere que sepamos que  él ya es un pintor conocido,  con la  mirada  fija y la luminosidad del cuadro   nos trasmite que es un pintor de fama, por aquellos entonces era muy considerado por las autoridades eclesiásticas, los sevillanos lo consideraban como uno de sus genios.

Adoración de los Reyes de Velazquez. Museo del Prado.

ADORACIÓN DELOS REYES.

El lienzo aparece fechado en 1619 en la piedra que aparece bajo el pie de la Virgen. Es el cuadro fechado de Velázquez más antiguo. Lo realizó con tan solo veinte años, poco después de la boda, el 23 de abril de 1618 con Juana Pacheco, hija del pintor Francisco Pacheco. Esta circunstancia refuerza la posibilidad de que los modelos fueran personajes reales. Así, para Gállego, la Virgen sería su esposa Juana, el Niño Jesús, su hija Francisca. En los Reyes se han querido ver al propio suegro en Melchor, en Gaspar a Velázquez y al hermano del pintor en Baltasar.
Navidad 1960
El cuadro de Velazquez con la adoración del niño
Es una de las obras maestras de la etapa sevillana de Velázquez, en la que confluyen numerosos contenidos de carácter artístico y biográfico. El hallazgo reciente de un autorretrato de Pacheco permite identificarlo con el rey mago de mayor edad, y avala la teoría de que los tres personajes que aparecen en primer término son el pintor, su esposa Juana Pacheco, con la que se casó en abril de 1618, y su hija Francisca, que había nacido hacía poco. Con ello, el cuadro, además de ser una imagen religiosa, se convertiría en una celebración de la propia familia del pintor.


Casa natal de Velazquez en Sevilla.
ADORACCION DE LOS REYES

Procedencia

Colección Real (Noviciado de jesuitas de San Luis, Sevilla, capilla de los novicios, 1746; Reales Alcázares, Sevilla, Academia de Nobles Artes, post. 1767; Madrid, 1807)
Se ha pensado que el lienzo podría haber sido recortado por tres de sus lados, a la vista de una litografía de Cayetano Palmaroli de 1832 que presenta una composición más ancha y, a juicio de Enriqueta Harris y Jonathan Brown, más satisfactoria. Sin embargo, no existen indicios que permitan afirmar que el cuadro haya sido recortado tras su ingreso en el Museo y el estudio técnico efectuado por Carmen Garrido descarta que haya tenido otras dimensiones que las actuales.  






 LOS DOS COMPARABLES.
                                                                                

                                                                            
Azulejo del patio de los Venerables.
                                                                             
La representación del niño Jesús de Velazquez sigue la moda de la época de presentarlo completamente envuelto en una tela, a los que se les llamó los “fajaditos”, de los que hay numerosos ejemplos en la pintura de la época y de siglos posteriores.

Las similitudes entre la Adoración de los Reyes de Velázquez, una obra que Murillo seguramente conocía, y la Sagrada Familia del pajarito de éste, en cuanto a composición, tonalidad y sentimiento ofrecen evidentes paralelismos, 

A ambos les unía su ambición de ser artistas cultos y la conciencia de su posición en la tradición pictórica, y quisieron perpetuar esta idea en sus autorretratos, sostiene Finaldi

Murillo. cuadro del  pajarito.Museo del Prado, Madrid, España.

El cuadro del Pajarito Murillo.

 Así, Murillo ha conseguido captar la humilde condición de los moradores del hogar de Nazaret, los cuales participan de forma colectiva en un momento de afectividad compartida. Murillo ha otorgado al Niño Jesús el centro de atención de la escena, describiéndole con bellos y delicados rasgos, en la actitud de estar jugando con un perrito que permanece atento al pájaro, que sostiene en alto en una de sus manos.
También San José, aquí aparece como padre solícito y protector compartiendo con el Niño el gozo que le proporciona su distracción.

Con respecto a la figura de la Virgen, el artista  la sitúa en un segundo término ocupada en la tarea de devanar lana, pero compartiendo el sentimiento alegre que domina el ambiente.

Cuadro conocido cono San Pedro Penitente o las lagrimas de San Pedro.
Murillo.

SAN PEDRO PENITENTE O LAS LAGRIMAS DE SAN PEDRO.

La pintura «San Pedro penitente de los Venerables», de Bartolomé Esteban Murillo, sufrió los atropellos de la invasión francesa durante la guerra de la independencia como otras muchas obras maestras del arte sevillano. Este cuadro que estaba pensado para el Hospital de los Venerables Sacerdotes y que fue un encargo que realizó Justino de Neve al maestro de las Inmaculadas, ha estado durante dos siglos yendo de un destino a otro, hasta que ahora lo  han adquirido para donarlo a la Fundación Focus-Abengoa, 

San Pedro regresa a casa. San Pedro mira al cielo rogándole a Dios que le perdonara por haberlo negado tres veces.
España durante el Siglo de Oro: el retiro y arrepentimiento de San Pedro, que junta sus manos y dirige sus ojos acuosos al cielo.
Las llaves presentes en el cuadro, el color, arrugas, el libro, todo guarda armonía. 

El regreso al Hospital de los Venerables de Sevilla ha sido todo un acontecimiento, el cuadro ha sido restaurado y vuelve a su casa donde nunca debió salir.
Las Lagrimas de San Pedro de Velazquez . del Fondo Cultural Villar Mir. 
VELAZQUEZ. LAGRIMAS DE SAN PEDRO

Perteneciente a la época juvenil de Velázquez, entre 1617 y 1619, 'Las lágrimas de San Pedro', de 132 x 98,5 centímetros, representa al apóstol de cuerpo entero, sentado en una roca, con las piernas cruzadas y las manos unidas sobre la rodilla, mientras levanta la cabeza al cielo con los ojos llenos de lágrimas.

Viste túnica azul y manto ocre que descansa sobre la roca. Las llaves aparecen caídas en el suelo, y en el ángulo superior izquierdo se muestra un desolado paisaje envuelto en una luz plateada de madrugada, alusivo al momento en que el apóstol "lloró amargamente". El paisaje es de gran calidad técnica y expresiva.
Interior de los Venerables.
VELAZQUEZ.    SAN PEDRO.

La composición, en la que el Príncipe de los Apóstoles llora su negación de Jesucristo, debió ser un modelo o prototipo muy apreciado en la Sevilla del primer tercio del XVII, a tenor de las numerosas versiones existentes como la del Museo de Bellas Artes de Sevilla cuya técnica y pintura revelan que es pintura absolutamente original, y no copia o réplica de otra, y con una gran seguridad la primera versión del tema".
En la información de la subasta, la sala Alcalá incluye unas apreciaciones en las que Manuela Mena afirma que "el modo de conseguir el dinamismo, tanto de telas y pliegues como de la figura completa o sus detalles anatómicos, por medio de un sutil reborde de luz, dando el pigmento blanco con un pincel muy fino, que se advierte en algunos pliegues, en la espalda y en el pie levantado que parece balancearse, apunta a Velázquez como seguro autor de la obra"
Antes y después de la limpieza.
La selección de obras busca naturalmente más bien coincidencias que diferencias, en el lenguaje artístico y en los temas iconográficos.

San Pedro Penitente de los Venerables, de Murillo, obra que, tras su compra a un coleccionista británico y su restauración en el Prado, ha vuelto a ocupar su lugar originario en la sede de la Fundación Focus.

Dos Artistas, los dos Sevillanos en el Hospital de los Venerables.

La intensidad emocional de Las lágrimas de San Pedro, de Velázquez, se ha confrontado  

con San Pedro Penitente de los Venerables, de Murillo, 
Murillo nos presenta al Apóstol Santiago en plena juventud y una mirada penetrante y clara.

APOSTOL SANTIAGO.

Hermano de Juan Evangelista -ambos apodados Boanerges (‘Hijos del Trueno’),

Tras la muerte de Cristo, Santiago, apasionado e impetuoso, formó parte del grupo inicial de la Iglesia primitiva de Jerusalén.

Murillo lo representa con la concha en el pecho, la vara o bastón que sirve de apoyo al caminante.
Santo Tomas de Velazquez.

Evangelio de la infancia de Tomás fue quizá escrito sus informes fueron remitidos a los escritores tempranos, y varias de las historias llegaron a ser populares. La publicación no es una narrativa continua, pero con episodios, en la llamada "venganza en" donde Jesús sancionar a los que se le oponen o duda su autoridad, a veces incluso la muerte. La pena fue abolida se arrepintió y reconoció el poder de Jesús.
El Santiago de Murillo
Santo Tomas de Velazquez.



Velazquez lo pinta con el libro  y la lanza. El manto habla por si solo, el aire mueble los pliegues.

Murillo se hace fuerte con la mirada y los pliegues del libro, los dos han elegido un colorido muy similar.
Santa Rufina. Velazquez.
Santa Rufina.

En el año 1999 el cuadro Santa Rufina, de Velázquez, fue adquirido en Nueva York por un coleccionista anónimo, que pagó 1.166 millones de pesetas (unos ocho millones de dólares), por la obra atribuida a Velázquez, autoría discutida por Jonathan Brown, catedrático de Historia del Arte en el Institute of Fine Arts, en la Universidad de Nueva York.

Patio de los Venerables.

Santa Rufina de Velazquez.

Los sevillanos han conseguido finalmente adjudicarse una de las pocas obras de Velázquez que todavía estaba en manos privadas. ascenderán a 12,47 millones de euros.

Santa Justa. Murillo.

 LAS SANTAS DE MURILLO.

En el siglo XVII ambas santas fueron motivo de varios cuadros con la iconografía habitual, que las representa con objetos de alfarería. Las dos hermanas eran artesanas cristianas que vivían en la Sevilla romana y se dedicaban a la alfarería
La pintura pertenece a la serie realizada para la iglesia del Convento de Capuchinos de Sevilla, donde se situaba en el retablo mayor. Santas Justa y Rufina, prototipos de belleza popular sevillana, es una de las pinturas más famosas del pintor. Las santas aparecen representadas con las palmas de los mártires y las vasijas de barro alusivas a su condición de vendedoras de cerámica.

Murillo. Santa Rufina. óleo sobre lienzo. Procedencia 1972 Schikman Gallery. Nueva York.

Esta historia se remonta por allá el año 268, cuando Santa Justa llega al mundo, dos años antes de que lo hiciera su hermana menor, Santa Rufina.
Eran hijas de un pobre alfarero 
Se podría decir que se criaron entre hornos de cerámica y tornos, pues su modesta familia trabajaba de sol a sol el oficio de la alfarería, aunque siempre encontraba un momento en el día para dar las gracias a Dios por gozar de salud y tener un trozo de pan que llevarse a la boca.

                     Santa Justa y Rufina las Patronas de Sevilla. 

Las representaciones de las Santas Patronas de Sevilla también se muestran juntas en la sala, la 'Santa Rufina de Velázquez perteneciente a la Fundación Focus los dos óleos de Murillo, 'Santa Justa' y 'Santa Rufina', del Museo Meadows de Dallas (EE.UU.), es la primera vez que se muestran en Sevilla.

                        La alfarera de Velazquez.

"Santa Rufina" es un magnífico ejemplo de su obra" de Velazquez.
Se cree que Velázquez pudo tomar como modelo para este retrato a una de sus dos hijas, Francisca o Ignacia.
Las alfareras de Murillo.

SANTA RUFINA Y SANTA JUSTA

Santa Justa mira hacia los sevillanos con gesto tranquilizador mientras su hermana eleva la mirada la cielo.
La Inmaculada Concepción pintada por Velázquez hacia 1618 y conservada en la National Gallery de Londres. Velazquez la  pinta con poco más de 18 años.

La cuestión inmaculista era en Sevilla objeto de vivo debate, con amplia participación popular volcada en general en defensa de la definición dogmática. La controversia estalló en 1613 cuando el dominico fray Domingo de Molina, prior del convento de Regina Angelorum negó la concepción inmaculada desde el púlpito, afirmando que María «fue concebida como vos y como yo y como Martín Lutero». Entre los fervorosos defensores de la Inmaculada estuvo Francisco Pacheco, bien relacionado con los jesuitas Luis del Alcázar y Juan de Pineda, implicados en su defensa. Al calor de la controversia los pintores recibieron numerosos encargos, siendo por tal motivo la pintura de la Inmaculada uno de los asuntos más repetidos.

Cenefa del azulejo del patio de los Venerables.

Velazquez y su maestro Pacheco.

Aunque Francisco Pacheco en El arte de la pintura aconsejaba pintar a la Inmaculada Concepción con túnica blanca y manto azul
Velázquez empleó la túnica rojo-púrpura del mismo modo que acostumbraba a hacerlo el propio Pacheco
La figura del demonio que Pacheco dice pintar siempre Velázquez prescinde de la serpiente, lo mismo hace con la modelo dispuesto a dejarla fuera del asunto, rompe con su maestro y de una forma radical en el modelo elegido para representar a la Virgen, que toma del natural sin dejar de ser, a su manera, una bella y recatada doncella.
La apariencia de retrato, bien distinto de los idealizados rostros de Pacheco, ha llevado a diversas especulaciones acerca de la identidad de la retratada, buscándose a menudo al modelo dentro del entorno familiar.

Patio de los Venerables. Sevilla.
Velazquez y Pacheco.

La Virgen aparece retratada como una joven de unos 12 años, vestida según el modelo de Inmaculadas pintadas por su maestro Francisco Pacheco en el que la viste con una túnica rojo púrpura y manto azul (cuando el estereotipo fijado era de túnica blanca y manto azul). La joven Inmaculada se sitúa en el plano celestial rodeada de nubes, sobre una luna con puntas invertidas que sirve para iluminar el paisaje del plano inferior. Su rostro lo dirige con cierta melancolía hacia el plano terrestre. Algunos elementos la acompañan como la nave, la torre, la fuente o el cedro.

La Virgen aparece retratada como una joven de unos 12 años, 

Velázquez imita lo cotidiano , pinta lo que ve en la calle , en su día a día , sin profanación religiosa . La Virgen es al fin y al cabo un ser humano .
EL CIELO. 
María es la puerta del Cielo, por donde ha venido a nosotros el Salvador y también es la puerta que nos conduce hasta ÉL
EL POZO.
Metáfora del agua."Las aguas que salen de Jerusalén simbolizan el espíritu de Dios que vivifica toda la tierra".
LAS DOCE ESTRELLAS.
Acompañan a la Inmaculada y representan a las doce tribu de Israel.

El cuadro de la discordia, unos dicen Velazquez o Alonso Cano

LA INMACULADA DE VELAZQUEZ DE  ALONSO CANO

El profesor Benito Navarrete, asesor del Centro Velázquez, atribuye la autoría de la Inmaculada a Alonso Cano. Navarrete definió ayer el lienzo como "una obra maestra en su género". "Independientemente de la atribución, La Inmaculada es una pieza clave", agregó. ¿Por qué es una obra clave? "Por su relación con La Inmaculada de Velázquez de la National Gallery de Londres.
El cuadro fue pintado en Sevilla entre 1618 y 1620 en el ámbito del obrador de Francisco Pacheco. El lienzo fue adquirido en 1870 en Francia. En 1990, fue subastado en París. 

                  Los dos cuadros enfrentados en los Venerables                                                        
Velazquez y Alonso Cano estaban en el taller de Pacheco se dice que eran amigos y compartían pinturas, otros dicen que  Velazquez fue  profesor de Alonso Cano.
La Fundación Fondo de Cultura de Sevilla  (Focus) compro el cuadro y lo expone como un  Velazquez. El profesor Jonathan Brown opina lo mismo y defiende que es de Velazquez.
Se mostrarán juntas, por primera vez en España, las dos Inmaculadas que Velázquez pintó "con escasos meses de diferencia": la que cede la National Gallery y la que atesora Focus. 

Inmaculada de Murillo.

Durante su carrera, Murillo pintó alrededor de dos docenas de obras con este tema, posiblemente más que ningún pintor español de su época, llegando a crear una iconografía propia del asunto, en la que a menudo elimina lo superfluo, como los símbolos de las letanías y de la pureza de la Virgen, aunque manteniendo los ángeles y los símbolos del Apocalipsis como la luna creciente y el color dorado envolvente, que simboliza que la Virgen está vestida del sol. La de los Venerables se distingue de la mayoría de las Inmaculadas de Murillo por su actitud triunfante y el acusado movimiento de ascensión y por carecer absolutamente de sus atributos tradicionales.

Fuente del patio de los Venerables de Sevilla.

LAS TELAS EN LOS MANTOS.

La serie de telas sobre la Inmaculada Concepción, que tanta fama le ha dado, fue iniciada hacia 1650 y la continuó hasta cerca del final de su vida.
LA FUENTE.-El agua se representa como elemento de vida y purificación.
LA LUNA.-Ha sido definida como Madre Mediadora, escalón o puerta entre la Tierra y el Cielo.
COLOR DEL MANTO.-Azul.Este color representaba un símbolo de virginidad.Hace alusión al Mar, María es Estrella del Mar. También el manto representa a la madre que envuelve y cobija.María es Hogar de Dios-Hombre y Sede de la Sabiduría.

Velazquez y Murillo juntos en los Venerables de Sevilla.
Sevilla muestra juntas, por primera vez en España, las dos Inmaculadas que Velázquez pintó "con escasos meses de diferencia": la que cede la National Gallery y la que atesora Focus.
Junto a ellas, brilla la Inmaculada concepción de Murillo, cedida por el Nelson Atkins Museum de Kansas City, que nunca antes ha formado parte de una exposición en España.

La infanta Margarita de blanco. de Velazquez.Diego Velázquez. 1656. Kunsthistorisches Museum. Viena.

VELAZQUEZ.

La infanta Margarita María estaba prometida desde su nacimiento a su primo Leopoldo de Austria, quien llegaría a ser emperador. Ese compromiso motivaría el envió de numerosos retratos de la joven infanta a la corte de Viena para apreciar su crecimiento.
 la infanta Margarita de cinco años de edad,  Este mismo vestido lo lleva en otro retrato del mismo autor y fecha.

La infanta Margarita a la edad de cinco años. Velazquez.

Velazquez  fue el primer pintor cultivado,  en todas las disciplinas, principalmente en aritmética y geometría, sin las cuales decía que no podía culminar el arte,  este arte se admitía como primer grado de educación liberal. Lo cierto es que siempre tuvo el prestigio de ser practicado por hombres libres y más tarde por personajes de alto rango, y de haber estado vetado siempre a los esclavos. Esta es la razón por la que ni en pintura ni en escultura hay obras famosas realizadas por esclavos.

Santa Ana enseñando a leer a la Virgen. Murillo.

El tema, muy querido por los pintores sevillanos , alude a un episodio de la infancia de la Virgen extraído de los evangelios, y que da pie a Murillo para incorporar en un mismo espacio pictórico varios niveles de la realidad: por una parte, la realidad histórica trasladable a la vida cotidiana de una madre que ha dejado las labores de costura para enseñar a su hija; concentra toda la fuerza del cuadro en el silencioso y reflexivo diálogo entre madre  e hija.
Santa Ana enseñando a leer a la Virgen (1655) Murillo (1617-1682)
Óleo sobre lienzo Museo del Prado, Madrid, España

La gran eficacia del pintor consiste en haber logrado reunir de una forma natural y armónica esos  espacios tan distintos, para formar, entre todos, una escena en la que se juega con el atractivo devocional que para una parte importante del público de la época tenían los temas infantiles. Como en muchas otras obras, Murillo prodiga en ésta los detalles que dan fe de su maestría como artista y de su conocimiento perfecto de los guiños. 

Velazquez                                        Murillo

La infanta Margarita de cinco años de edad, Velazquez le hizo varios cuadros pues estaba prometida con un primo y desde España le mandaban cuadros para que observaran su crecimiento.

 A la Virgen le falta decir mama que me he enterado que lo entiendo. en este cuadro se palpa la armonía, el colorido de las telas, el velo de la Santa, el cesto que estando en primer plano ha pasado a segundo Santa Ana lo deja todo para que su hija aprenda.

Exposición forma de mostrar los cuadros, los dos pintores juntos.

MURILLO.
Crea una pintura de género sin precedentes, nacida del espíritu naturalista de su tiempo y de la atracción que en el pintor ejerce en  la psicología infantil, puesta de manifiesto también, como ya se ha constatado, en su pintura religiosa.
Un aspecto distinto de su obra, por el que se interesó a lo largo de toda su vida, son los cuadros de tema infantil, que han dado gran prestigio a Murillo fuera de España. Los mejores son los antiguos, en los que late un sentido dramático al contemplar la infancia abandonada y miserable,  Aunque sus protagonistas son habitualmente niños mendigos o de familias humildes, pobremente vestidos e incluso harapientos, sus figuras transmiten siempre optimismo pues el pintor busca el momento feliz del juego o de la merienda a la que se entregan divertidos. 

Tres muchachos (Dos golfillos y un negrito), Niños comiendo pastel,  hacia 1670, Londres, Dulwich Picture Gallery. Murillo.

Niños comiendo pastes.

Tres muchachos o Dos golfillos y un negrito, cuya leve anécdota permite al pintor confrontar diversas reacciones psicológicas ante un hecho inesperado: un niño negro con un cántaro al hombro, en el que Murillo podría haber retratado a Juan, su esclavo, nacido en 1657, llega hasta donde se encuentran otros dos muchachos dispuestos a merendar y con gesto amable les pide un pedazo de la tarta que van a comer, a lo que uno de ellos reacciona divertido en tanto el que tiene la tarta intenta ocultarla entre sus manos con gesto temeroso,  niños que manifiestan su alegría en el juego o comiendo golosos, y que son capaces de sobrevivir con sus limitados recursos gracias a la vitalidad que les otorga su propia juventud.


Una obra juvenil de Velázquez Wellington Collection de Londres.

NIÑOS EN LA MESA   VELAZQUEZ.

Y no menos importante para mostrar las afinidades y relaciones entre los dos maestros sevillanos, más allá de los confines de la pintura religiosa y devocional, es el bodegón que ha prestado la Wellington Collection de Londres, una obra juvenil de Velázquez que regresa por primera vez a España con motivo de esta cita. Titulada Dos jóvenes a la mesa, es una obra interesantísima que formó parte de los tesoros artísticos de la Casa de Pilatos y muchos años después ingresó en la colección de Carlos III.

Niño espulgándose, hacia 1650, París, Museo del Louvre. La suciedad del pie es una de las cosas que mas llama la atención.


MURILLO. NIÑO ESPULGÁNDOSE.

El artista introdujo a la Sevilla cotidiana y callejera de su tiempo en la pintura española. En esta obra, convierte la anécdota vulgar en una excelente pintura costumbrista. Es notable el sentido de la composición, el dibujo firme y seguro, el cálido color que recuerda a Correggio. Quizás en estas escenas sevillanas se halle el mejor Murillo, aquel que no abusa de la ternura dulzona, tan grata a su clientela, ni del fácil sentimentalismo  

Murillo                                              Murillo

Velazquez.

Dos mozos comiendo, cuadro en el que Velázquez despliega sus recursos en "la imitación de la realidad" y las obras de Murillo 'Niño espulgándose, que parece continuar la tradición temática establecida por Velázquez, y Tres muchachos, escena reveladora de las relaciones sociales y raciales de la Sevilla posterior a la peste.                               





Datos obtenidos de catalogo de la exposición y de  don Enrique Valdivieso.